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04 mayo 2006

No podemos consentir que se dilapiden cinco millones y medio de euros

Hoy hemos vuelto a asistir a un nuevo escándalo urbanístico protagonizado por el equipo de gobierno municipal, y en especial por su responsable en urbanismo el Sr. Gaspar. La solicitud de prórroga de las obras del Seminario significa que los socialistas y nacionalistas han dilapidado cinco millones y medio de euros, que de nuestros impuestos decidieron pagar, adjudicando el concurso a la oferta más cara pero que en teoría habría terminado el ala occidental el día 1 de mayo.
Ese sobre coste fue debido a la urgencia de trasladar a los funcionarios de urbanismo, para derribar los edificios y empezar la obra de la Romareda. Independientemente del auto judicial que ha paralizado cautelarmente el nuevo estadio, el gobierno municipal adjudicó la obra asumiendo ese desfase de cinco millones y medio por las prisas, que son siempre malas consejeras. El dinero lo perderemos sin haber obtenido la contraprestación del cumplimiento de los plazos. Pero el asunto no se queda aquí. Realizar la obra en siete meses y diez días (condición del contrato), resulta materialmente imposible porque la empresa se encuentra con que existen deficiencias en la estructura del edificio antiguo, que es preciso estudiar bien para poner los remedios necesarios.
El retraso, pues, no puede atribuirse al contratista sino al equipo de gobierno que ha forzado una adjudicación en poco tiempo (pero más cara) que de realizarse en plazo habría puesto en riesgo la seguridad y la integridad de los funcionarios municipales y de los miles de zaragozanos que acuden todos los días a realizar sus trámites.
Desde el grupo municipal popular venimos denunciando en los últimos meses las dudas del proyecto respecto a la destrucción del patrimonio cultural y venimos denunciando los problemas de vigas, forjados y pilares. Hemos solicitado los informes de obra y sólo nos han dado unos estudios previos de hace más de dos años, previos a la redacción del proyecto. Por eso hemos preguntado:¿Conocían los problemas de la esructura antigua del edificio cuando licitaron y adjudicaron la obra? Porque entonces o bien ignoraron los avisos de dichos estudios previos, o bien tras su lectura decidieron seguir adelante llevando a cabo un proceso de contratación y ejecución acelerada que genera un riesgo para muchas personas.
Hoy nos encontramos las obras retrasadas por la inoperancia del equipo de gobierno que no asume la realidad de que estamos en un auténtico disparate en el que todas las piezas del dominó empiezan a caerse después de haberse derrumbado la Romareda, y en un escándalo que da muestra de la política urbanística del alcalde Belloch.